Aprendiendo a gestionar nuestros pensamientos: los filtros mentales
Los pensamientos son un contenido más de nuestra mente. En mindfulness se habla de la mente de “mono loco” para describir cómo funcionamos con respecto a ellos. Si te fijas, estamos constantemente contándonos “películas”, conectando un pensamiento con otro, elaborando historias…Y generalmente son sobre nosotros (lo que me dijo, lo que debería de haber dicho, lo que hice o no hice o nos hicieron) y en ese “contar historias” sobre el pasado o el futuro, va generando emociones que nos impactan…
Y casi sin darnos cuenta nos vamos metiendo en algún que otro bucle, pensamiento, emoción, más pensamiento, más emoción…
Pensamos que las cosas son como las vivimos y como las sentimos, pero nos olvidamos de que nuestra mente pone «filtros» a través de los cuales vemos nuestra realidad. Nuestros pensamientos generalmente tienen mucho poder… nos relacionamos con ellos como si fueran verdades absolutas y nos “enganchamos rápidamente”.
Esos filtros pueden hacer que una emoción que es «normal» que aparezca en una situación se intensifique o que aparezca una emoción que no toca.
También afectan a cómo nos comportamos. Por ejemplo, me doy un golpe y eso «duele»… Pero si se activa un filtro que me dice «siempre estoy igual» o «soy un desastre», a ese dolor físico se unirá ese dolor emocional que le añade ese pensamiento.
Desde la psicología cognitiva se han estudiado esos filtros. Quizás hayas oído hablar de ellos como errores cognitivos o distorsiones cognitivas. Algunos de estos filtros son:
- Negatividad o filtro negativo: mi atención se centra en lo negativo, dejando de lado lo positivo. A veces se queda «atascada» en un hecho negativo aislado y no es capaz de pensar en otra cosa. Si te escuchas repitiéndote “es insoportable”
- Extremismo: ver las cosas en blanco o negro, no existen las escalas de grises…»o estoy bien o estoy mal» «esta situación es buena o mala» “o es mi amigo o es mi enemigo”
- Tendencia a exagerar: cuando nos escuchemos decir «todo», «nada», «siempre» «nunca»…
- Catastrofismo: Nuestra mente hace viajes hacia el futuro, pero poniéndose en lo peor…»y si…»
- Personalización: nos tomamos las cosas de forma personal “esto lo dice por mí…” asumiendo que lo que la gente dice o hace tiene que ver de alguna manera, para bien o para mal, con uno mismo
- “Tengo que” o “Debo de”: esas reglas rígidas que nos marcan como tienen que ser las cosas, o cómo tienen que actuar las personas y que nos vuelven exigentes con la realidad, con nosotros mismos y con los demás
- Etiquetas: “soy un” “es un”… con todo el impacto que esto tiene proporcionándonos una visión de los demás y de las personas estereotipada y rígida
- Razonamiento emocional: La emoción nos engancha y razonamos desde ella… Por ejemplo, estoy enfadado y esa emoción me pone su «filtro». Su objetivo es defenderme, pero si nos enganchamos en exceso a ella, corremos el riego de interpretar y a veces malinterpretar cualquier acción del otro como un ataque, incluso una petición de disculpas…
La mayoría de las veces no somos conscientes de que los ponemos, sólo de lo mal que nos sentimos.
Si sientes que muchas veces te sientes atrapado o atrapada por esos bucles, es recomendable el acudir a un profesional de la psicología. Te ayudará a tomar conciencia de ellos, y te dará herramientas para poder gestionarlo de forma diferente, liberándote de su rigidez y permitiéndote vivir con más presencia y más paz mental.
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